“Todo está permitido, pero no todo es provechoso”
1 Corintios 10.23
Yo quizás tenga toda la libertad del mundo para hacer muchas cosas, pero que al hacerlas dañe a mi hermano y hiera su consciencia. El amor gallardamente cede a la pequeña indulgencia para que mi hermano no padezca una tentación.
Muchas preguntas se disipan fácilmente con este principio.
De igual manera hay muchas formas de recreación que en sí mismas son inofensivas e inocentes y aun bajo ciertas circunstancias, inobjetables; pero, cuando éstas se asocian con lo mundano y falto de Dios, llegan a ser tentaciones, fullerías o trampas para muchos comensales en el evangelio. En estos casos, la ley del amor debería llevarnos a no participar de ello, a descontinuarlo y en ningún caso alentar a otros para que participen de lo mismo.
Los mandatos no nos prescriben de estas cosas, pero más bien los sensibles impulsos del amor son lo que motivan las mas altas Cualidades de nuestro carácter cristiano. Son en estos impulsos que los más delicados matices de amor se revelan.
MEDITEMOS Y OREMOS
