Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él.
Mateo 11:12
¿Te apasiona traer personas al Reino de los cielos? ¿Estás dispuesto a arriesgarlo todo para hacer retroceder los poderes de las tinieblas en oración para que el Reino pueda avanzar? ¿Estás dispuesto a orar constante, ferviente y apasionadamente?
Hoy una cita de Charles Spurgeon que nos habla: “Con frecuencia, las personas que nunca han sido testigos del obrar de Dios se quejan de esta manera: “He sido maestra de escuela dominical durante años y nunca he visto a ninguna de mis niñas o niños convertirse… No, y la razón más probable es que aquella persona no ha buscado apasionadamente ese milagro; nunca ha sido llevada por el Espíritu Divino a buscar apasionadamente la conversión de aquellos a quienes enseña…. Nunca ha sido llevada por el Espíritu a tal pasión que haya dicho: “No puedo vivir a menos que Dios me bendiga. No puedo existir a menos que vea a algunos de estos niños salvarse… cayendo de rodillas en la agonía de la oración, y poniendo después su confianza con la misma intensidad hacia el cielo, nunca se habría decepcionado”, porque los violentos lo toman por la fuerza.
No podemos estar a medias al respecto. No lo fueron Juan el Bautista ni Jesús . ¿Estamos preparados para negarnos a nosotros mismos y avanzar a la batalla en oración como buenos soldados de Jesucristo?