Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
1ª. Cor.1:9
Vemos a través de este texto, que el apóstol Pablo les dice a la Iglesia de Corinto, que Dios es fiel con sus hijos, desde el primer día que le confiamos nuestras vidas a Él como nuestro único y suficiente Salvador; a estas alturas, cuando Pablo escribe esta carta, ha experimentado una verdadera comunión con Cristo y experiencias buenas y malas, pero él llega a la conclusión que Dios ha sido fiel, y es lo quiere trasmitirles a sus destinatarios, los cuales estaban teniendo serios problemas en el interior de la iglesia.
El sienta las bases, que su ministerio y su vida cristiana, tenía como prioridad, su comunión con Cristo. Pablo es muy sensible a pensar, que lo primero que él logra en su vida con Cristo, fue restaurar la comunión con Dios por medio de su Hijo Jesús, que antes estaba rota.
Leyendo sus cartas podemos ver que Pablo realmente era un hombre de oración y también de una auténtica comunión con Dios y eso era lo que sustentaba su integridad, su esfuerzo, su amor por Cristo y por la iglesia y todo a lo que el tuvo que renunciar y sufrir por el nombre del Señor Jesucristo.
La iglesia a la que Él se dirige es una iglesia en la cual había prácticamente todos los dones que un cristiano o iglesia desea tener, sin embargo vemos que todo ello no fue una garantía para llevar una vida santa, a la cual el apóstol apela; (1Cor.1: 2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro). pero tristemente es todo lo contrario, se aprecia una iglesia carnal, y muy fragmentada en muchos aspectos de la vida cotidiana de sus miembros.
Antes de confrontar el apóstol Pablo a la Iglesia les hace un llamado a tener comunión con Dios, que es una relación espiritual como la tuvo el Señor Jesucristo en la tierra con su Padre, es un llamado no sólo a una comunión vertical con Dios sino también, horizontal entre creyentes, no obstante, es imprescindible la comunión de la hermandad, pero probablemente en esta estaba el fallo. Nos damos cuenta, que el tener los mejores dones espirituales no necesariamente va haber o hay una correcta relación o comunión con Dios. Los miembros de la iglesia de Corinto lo estaban demostrando al ver la situación tan precaria en la forma de vivir de ellos.
En este texto Pablo nos muestra, que aparte de tener comunión con su Hijo, demostraba que Jesucristo era su Señor, el que gobernaba su vida, que es lo que implica reconocer a Jesús como nuestro Señor en todas las áreas de nuestra vida.
La pregunta que nos podríamos hacer. ¿Los dones que el señor nos ha regalado, son compatibles con mi conducta? o estamos en la misma condición de los hermanos de Corintio que tenían muchos dones, pero sus vidas dejaban mucho que desear.
¿Es imprescindible para nosotros la comunión con Cristo? ¿Es Cristo verdaderamente el Señor de mi Vida?