“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
Génesis 12: 2-3
Cuando Dios escogió a Abram (Abraham) para ser su hombre de pacto, El le hizo promesas que todavía tienen poder hoy en día.
La nación de Israel es el resultado de esta promesa, y los propósitos de Dios no han cambiado con los siglos. A través de esta promesa salió del linaje de Abraham un Salvador, Jesucristo, cuyo propósito fue bendecir a todas las familias de la tierra. ¿Realmente son bendecidas todas las familias de la tierra? ¿Cumplió Dios su promesa a Abram? Sí, tú y yo somos la evidencia de ello. Tu familia y mi familia han recibido esta dichosa bendición. Cientos de años más tarde, Pablo va a decir inspirado por el Espíritu Santo que esto se cumple en nosotros:
Gálatas 3.8 RVR60
8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
¡Que alegría saber que Dios es fiel y que ha cumplido su promesa! – Lo que este versículo dice es que mi familia y la tuya, hemos alcanzado la salvación por la fe y que tenemos esta oportunidad gracias a la bendición que recibió Abram en aquel día. Dios bendijo a Abraham de tal manera que le multiplicó su descendencia como las estrellas y arena, ¡Dios no pensó en poco, al contrario, Él lo bendijo en grande, ¡como nos ha bendecido a ti y a mí!
Cito nuevamente al apóstol Pablo:
“sí vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
La promesa que Dios hizo hace miles de años sigue vigente, y la bendición de la promesa está disponible para quienes viven por fe. Amadas familias, estad preparadas para ser de bendición a otras familias. Seamos esos hogares encendidos que ha bendecido el Señor para bendecir a otros.