Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
Génesis 13:15
La provisión actual de la gracia de Dios nos llega por nuestra visión interna.
Aquel que le da al pájaro el instinto de cruzar el continente cada verano buscando el calor veraniego en los climas primaverales, es bueno y no engaña a esa ave. Así como le pone el instinto en el pecho del ave, él también pone las brisas del calor primaveral allí para recibirlas cuando llegan.
Aquel que le dio a Abram la visión de la tierra prometida también dijo en infinita verdad y amor: toda la tierra que abarca tu mirada.. Yo te la daré a ti y a tu descendencia, para siempre. El que respira en nuestros corazones la esperanza celestial no nos ha de defraudar o engañar. No hay nada infiel en aquel que dijo: Si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes (Juan 14:2) y sabemos que Dios no puede engañarnos o decepcionarnos, más bien todo lo que él ha de revelar a través del Espíritu Santo lo hará nuestro, a medida que avanzamos y entramos en esa realización.
Señor, dame primero la visión y después la victoria. Muéstrame primero mi herencia y después dámelo todo por medio de Jesucristo.
MEDITEMOS Y OREMOS
