Yo, el Señor, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin.
Isaías 41:4
Miles de personas se van a la deriva después de embarcarse en el viaje de la santidad porque han dependido más de la experiencia que de el autor de la misma. Pensaron que habían sido liberados de todo pecado, y en el éxtasis de esa primera experiencia pensaron que nunca más serían tentados como antes lo fueron.
Al caminar en la vida cristiana se encuentran una y otra vez fracasando y cayéndose. Quedan extrañados y perplejos, concluyendo que cometieron un error en su experiencia inicial. Una y otra vez intentan lo mismo y vuelven a fracasar hasta quedar exhaustos con el experimento y desilusionados piensan que este camino no es para ellos. Al final regresan a la vida antigua estando peor que cuando comenzaron.
Todos debemos saber que la santificación no es un estado de vida, más bien que Cristo es una persona viviente.
Señor Jesús, dame tu corazón, tu fe, tu vida, ¡dame a ti mismo!
MEDITEMOS Y OREMOS
