“Tal es mi amado, tal es mi amigo”
Cantares 5:16
Dios es nuestro amigo. Jesús dijo: “supongamos que uno de ustedes tiene un amigo” (Lucas 11:5). Este concepto de que Dios es nuestro amigo es de gran relevancia para nosotros. ¿Quién no ha tenido un amigo que de alguna manera era más amigo que un familiar? Reflexionemos sobre esa amistad. Hagamos memoria de cada acto de amor. Pensemos en todo lo que confiamos en ese amigo y en todas las maneras que él o ella ha sido leal. Al concentrarnos en esa intensa relación y afecto, pongamos al Señor en ese lugar de confianza y démonos cuenta que él es todo lo que ese amigo o amiga ha sido e infinitamente más.
Nuestro amigo! Ese que tiene un interés personal en nosotros, el que ha puesto su corazón nosotros, el que se ha aproximado a nosotros tierna y delicadamente en una íntima inexpresable comunión. Él nos ha dado invaluables promesas, ha hecho mucho por nosotros, y está dispuesto a correr a cualquier costo para ayudarnos. A él llegamos cuando oramos, nuestro Amigo celestial.
MEDITEMOS Y OREMOS
