¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
Mateo 26:40b
Una joven cuyos padres habían fallecido había sido cuidada por un amigo de la familia. Cuando muy pequeña, su benefactor tuvo que irse a vivir a Europa. Durante todos los años de su ausencia, él le escribió regularmente y nunca dejó de enviar dinero para su sostenimiento.
Finalmente, la joven ya adulta, recibió una nota en la que decía que su benefactor regresaría, pero no indicaba la fecha ni la hora de su arribo. Durante esos días, la joven recibió muchas invitaciones para salir, pero ella las rechazaba.
De pronto, una de las invitaciones le pareció irresistible, y accedió. Durante su salida, su benefactor llegó e investigó su ausencia. Al regresar, ella encontró una nota: “Toda mi vida he luchado por ti, ¿No podrías haber esperado tú una semana por mí? Nunca más recibió una carta de él. La vida en abundancia que ella tenía se tornó en una vida de necesidades.
Jesús no tiene fecha exacta para su regreso. Pero él dijo: ¡Velad! Si él viniese hoy, ¿nos encontraría envueltos en placeres y diversiones?
Que cada día nos encontremos en una actitud expectante, velando y esperando la llegada de nuestro Amado Señor.
MEDITEMOS Y OREMOS
