“Todo el día repetirá mi lengua la historia de tus justas acciones”
Salmo 71:24
Es una simple ley natural que el aire llena cualquier vacío existente. Podemos darle tiraje a la chimenea al calentar el aire hasta que asciende, y entonces aire frío entra a tomar su lugar. De la misma manera podemos siempre estar llenos del Espíritu Santo al producirse un vacío.
Este respirar depende de exhalar el aire antes de inhalar aire fresco. Debemos vaciar nuestros corazones del último soplo del Espíritu Santo que hemos recibido, ya que se expende al momento en que lo recibimos, y nos es necesario suplirlo con un nuevo soplo del Espíritu Santo para impedir una asfixia espiritual.
Debemos aprender el secreto de la exhalación tanto como el de la inhalación. Si hacemos lo primero en forma correcta, la respiración continuará. Una de las mejores maneras de siempre darle lugar al Espíritu Santo es reconocer que los vacíos que tenemos son los que él ocupa para llenarnos continuamente. Habrá siempre necesidad a nuestro derredor para llenar, y a medida que vertimos nuestras vidas en servicio santo, él nos llenará con una llenura completa y continua.
Señor Jesús, vacíame y lléname completa y continuamente con tu llenura.
MEDITEMOS Y OREMOS
