¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
Santiago 4:5
Es la figura de amor que sufre intensamente por el objeto que ama. El Espíritu Santo está muy ansioso para completar en nosotros su más anhelada voluntad, y a su vez recibir de nosotros el más verdadero de los amores. Nuestro divino esposo se pone intensamente celoso cuando le defraudamos o le entregamos una devoción parcial. Por lo mismo el Señor dice en el pasaje que antecede al de nuestra meditación: ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios (4.4)
¿Hemos de causar dolor a tal amigo? ¿Hemos de defraudar a un esposo que tanto nos ama? ¿No hemos de acercarnos al bendito Espíritu Santo con el amor que él nos coloca y darle en respuesta nuestro más sincero e ilimitado afecto?
¿Ha habido alguna vez un novio que nos amara tan profundamente y nos buscara tan intensamente para así ganar el afecto de nuestro corazón?
MEDITEMOS Y OREMOS
