“No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno”
Juan 17:15
Dios nos tiene en la tierra para un propósito mayor que la mera existencia. Ese propósito es representarlo en el mundo, ser mensajeros de su evangelio, su voluntad para los hombres y las mujeres, y con nuestras vidas exhibir la vida verdadera y enseñarles cómo vivirla.
Él nos representa en el cielo, y es nuestra responsabilidad representarlo en la tierra. Somos enviados a este mundo para representarlo tanto como si fuéramos a la China como embajadores de nuestros gobiernos.
Puede ser que estemos involucrados en asuntos seculares, y eso simplemente para que representemos a Cristo en ese lugar, para que emprendamos sus labores y así extender su causa en el mundo. Él vino de otras esferas con un mensaje especial, y cuando su labor terminó, él volvió a la casa de su Padre.
“Señor, permítenos representarte honorablemente, llevando notas celestiales en el corazón a cualquier agitada calle o congestionado mercado. Queremos caminar a diario, ágilmente porque nuestra alma repite una celestial canción.”
MEDITEMOS Y OREMOS
