“ Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
Gálatas 2:20
La vida en Cristo está armonizada con nuestra naturaleza. El otro día una mujer inteligente, no cristiana, pero con un hambre de hacer lo que es correcto en la vida, me preguntó: “¿Cómo puede Cristo entrar en la vida de una persona y ésta no perder su individualidad? Esta experiencia destruiría nuestra personalidad, viola nuestra responsabilidad como individuos”
Mi respuesta fue: “Su personalidad no está completa sin Cristo. Cristo es para usted y usted para Cristo, y hasta que no se fundan el uno con el otro, usted no está completa o íntegra. Él la necesita y usted lo necesita”
Piense en una estufa a gas: si el gas dijera “si me uno al fuego, perderé mi individualidad”. No, sólo cuando el gas se une al fuego se puede decir que el gas cumple su propósito de ser.
Digamos que un copo de nieve dijera: ¿Qué debo hacer? Si caigo a la tierra perderé mi individualidad, Pero este copo cae, lo absorbe la tierra y en la primavera los copos de nieve se ven en las preciosas flores de los jardines.
Perdamos nuestra vida para levantarnos a una nueva vida en Cristo.
MEDITEMOS Y OREMOS
