“no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”
2ª. Corintios 3:5
Insuficiencia, más que suficiente. Estas dos expresiones se complementan mutuamente. Juntas reflejan lo medular para una exitosa vida cristiana.
El descubrimiento y plena convicción de nuestra total insuficiencia es la constante condición para nuestro aprovisionamiento espiritual. La intención del Antiguo testamento es mostrar el fracaso del hombre, pero la meta del Nuevo testamento es revelar la suficiencia de Cristo. Él tiene todas las cosas, pero nosotros no podemos recibirlas hasta que admitamos no tener nada.
La misma esencia de la perfección cristiana se basa en nuestro renunciamiento a nuestra propia perfección y continua aceptación de la justicia de Cristo en nosotros. A medida que vamos viendo nuestra propia maldad e insuficiencia, nos motiva a reclamar más de su rica gracia. Pero, es posible reconocer por completo nuestra insuficiencia, y no apropiarnos de todas las cosas. Esto tiene que hacerse en fe, no aceptando nada menos que todo lo que el quiera darnos.
El profeta Eliseo (2 Reyes 13: 14-19) estaba molesto con el Rey de Israel, Joás porque golpeó sus flechas en el suelo sólo tres veces. Si lo hubiera hecho cinco o seis veces, pudiera haberlo tenido todo, victoria completa sobre sus enemigos.
Cumplamos con todos los requisitos del Señor. En humildad recibamos su grandeza y su gracia.
MEDITEMOS Y OREMOS
