“ Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.”
Hebreos 4:10
¡Qué descanso y reposo sería para muchos de nosotros si pudiéramos entregarle al Señor de una manera integra e irreversible todas nuestras cargas para que ya no nos sintamos responsables de ellas! Tendríamos entonces la certeza que él ha asumido todo nuestro cuidado, que ora, trabaja y sufre sólo por nosotros y nuestros intereses.
En realidad, esto es exactamente a los que él nos invita. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:28-29
Él toma nuestro yugo y nosotros tomamos el de él y lo encontramos mil veces más liviano que el nuestro.
Es más fácil y ligero poder pasar una hora intercediendo por otros que 5 minutos suplicando por nosotros mismos. ¿No estamos cansados de llevar tal carga? Fue por esto que su misericordia nos buscó, y por su llenura entregó, con su sangre nos compró.
MEDITEMOS Y OREMOS
