Confía en el Señor de todo corazón y no en tu propia inteligencia.
Proverbios 3:5
Sabiduría humana, sea la nuestra o de otros, siempre tiende a obstaculizar la fe.
En la conversación del diablo con Eva, fue justamente su oferta de sabiduría que la hizo tropezar y con esa ella vendió su fe. Serán como los dioses, le dijo, conociendo el bien y el mal (Genesis 3:5); y a partir de esa hora, ella comenzó a saber y dejó de confiar.
Fueron los espías que pospusieron la entrada del pueblo de Israel a la tierra prometida. Ellos echaron a correr falsos rumores después de su exploración por la Tierra y esto causó una ola de incredulidad que le cerró la puerta a Canaán a toda una generación (Números 13:32) Muy significante que el nombre de esos espias sugiera sabiduría humana, grandeza y fama.
Así también en los días de Cristo, fue la atadura de los judíos a las tradiciones de su Padre y las opiniones de hombres lo que les impidió recibir y aceptarlo. ¿Como va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria, pero no buscan la gloria que viene del Dios único? (Juan 5:44)
Confiemos en él de todo corazón y no en nuestra propia inteligencia.
MEDITEMOS Y OREMOS
