El cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, u el Señor para el cuerpo.
1ª. Corintios 6:13
Como Cristo mismo es quien nos justifica, y Cristo mismo que se hizo nuestra santificación, es así como él mismo, en una unión personal con nosotros nos permite recibir vida y redención. No es un toque de poder a nuestros cuerpos que los restaura, dejándonos con nuestros recursos naturales de fuerza y vida para enfrentar el futuro. Es de hecho una unión vital y efectiva de nuestros cuerpos mortales con el cuerpo resucitado de nuestro Señor Jesucristo. Es su vida que entra en nuestro cuerpo y él mismo se hace nuestro poder, nuestra salud y nuestra redención física.
Él vive para siempre y condesciende a vivir en nuestros vasos de barro (2 Corintios 4:7). Los que así lo reciben lo conocerán de una forma que otros lo excluyen de sus cuerpos nunca podrán, ya que nuestros cuerpos fueron hechos para el Señor.Esto es uno de los grandes y profundos misterios del Santo evangelio: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6: 19-20)
MEDITEMOS Y OREMOS
