El que se humilla como este niño.
Mateo 18:4
Nunca tendrás un corazón humilde hasta que nazca de arriba, del corazón de Cristo. El hombre ha perdido su propia humanidad y desgraciadamente, muy a menudo, tiene un corazón engañoso y perverso (Jeremías 17:9)
El Señor quiere que nosotros como cristianos seamos sencillos, humanos, accesible y como niños. Al cristiano que conocemos y amamos más y los que están más cerca del Señor, son los hermanos sencillos.
Cuando nos ponemos presumidos y pretenciosos ya estamos listos para sacarnos una foto y montarla en algún lado. Pero, si hemos de vivir entre los hombres, amarlos y verlos llegar a Cristo, entonces tenemos que ser accesibles y humanos.
Toda rigidez nuestra llega a ser una forma de excesiva vergüenza e incluso timidez. Pídale al Señor un corazón humano, una sonrisa tan natural como la de un niñito que ríe.
¡Cuánto hizo nuestro Señor con pequeños gestos! Nunca hubiese buscado a la mujer de Samaria si es que hubiera ido a ella como profeta. Más bien, él se sentó al lado de ella, un hombre cansado y sediento y le dijo: “Dame de beber” (Juan 4: 9-10)
Es así como a través de toda su vida terrenal, nuestro Señor y su simple humanidad y amor lo llevó a otros, y eso mismo los atrajo a él y su gran salvación.
MEDITEMOS Y OREMOS
