Cuando ustedes salgan de Egipto no se vayan con las manos vacías.
Éxodo 3:21
Es cuando nosotros de veras estamos vacíos de nosotros mismos que a él le encanta llenarnos de sí mismo y del Espíritu Santo. Es de alto valor que estemos conscientes que no hay nada bueno en nosotros; pero, ¿estamos conscientes de su gran bondad? Quizás estemos listos para admitir nuestra incapacidad, pero, ¿estamos listos para reconocer su capacidad? Hay muchos creyentes que pueden decir: “No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta” Pero son pocos los que pueden decir: “Nuestra aptitud proviene de Dios.” (2ª. Corintios 3:5)
¿Estamos convencidos que él puede proveernos de todo lo que necesitamos, o pensamos que tenemos que suplir y valernos por nosotros mismos? ¿Creemos que Dios ha de suplir todo en nuestro corazón y en nuestra vida, para que todo tropiezo desaparezca y se nos de el poder para servirle a él?
Nuestro Salvador en las bodas de Canáan mandó que las vasijas se llenarán completamente de agua. Entonces cambió el agua en vino, pero no hasta que las vasijas estuvieran llenas. Dios quiere que sus hijos siempre tengan el corazón lleno.
MEDITEMOS Y OREMOS
