A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.
Deuteronomio 30:19
Las personas toman decisiones y eligen cada día lo espiritual o lo terrenal. Al ir tomando estas decisiones nos unimos a los amigos de Cristo o a los del mundo. No es sólo lo que decimos o hacemos, sino lo que preferimos en el corazón.
Cuando Salomón tomó su gran decisión en Gabaón, “Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.” 2 Crónicas 1: 11-12
No era solamente que Salomón lo dijera porque era lo esperado y porque agradaría al Señor si lo dijera; era lo que el corazón de Salomón prefería y Dios vio su corazón, se lo dio, y también riquezas, bienes y gloria, cosas que él no había pedido.¿Cuáles son las cosas que preferimos? Son éstas las decisiones que sellan nuestro destino. No son nuestros sentimientos, son nuestros propósitos. ¿Hemos elegido lo mejor? ¿Hemos dicho: Cualquier cosa que tenga o sea, quiero ser Hijo de Dios primero; quiero su favor y bendición; quiero agradarle? O hemos dicho: ¿Necesito esto o esta cosa y entonces pensaré en Dios y en la religión? Nótese, Dios ya ha visto nuestro corazón y quizás él ha dicho: Ellos ya han recibido su recompensa (Mateo 6:2)
MEDITEMOS Y OREMOS
