Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.
Salmo 42:1
Para que podamos entrar en una vida consagrada tenemos que necesitar, buscar o jadear tras ella; una necesidad de pureza, de poder, de una mayor cercanía al Señor. Muchas veces el cristiano experimenta una segunda convicción; no es un sentimiento de culpa y de la ira de Dios; más bien es una convicción del poder del mal en nuestro pecaminoso interior y una insatisfacción con la vida que estamos viviendo.
Esto nos llega de una profunda revelación de las verdades de Dios, a través de las enseñanzas espirituales, y a través de ejemplos claros y testimonios evidentes en la vida de otros. También puede ser el resultado de una gran tribulación, un conflicto, o una tentación en nuestras vidas donde queda en evidencia que nuestras habilidades, logros y recursos son inadecuados para estas cuestiones y necesidades en nuestra vida.El primer resultado de nuestra insuficiencia espiritual es un gran desaliento, incluso desesperación frente a esta desgracia. Pero este Valle de acordes -gracia- es la puerta de esperanza. Al igual que el Apóstol Pablo en Romanos 7 y su desesperante queja: ¡Soy un pobre miserable!, es también el portal a Romanos 8 donde el mismo apóstol canta triunfalmente: “por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte”
MEDITEMOS Y OREMOS
