Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él
Juan 11:16
Vamos también nosotros, para que muramos con él. Este fue un arrebato impetuoso de amor que nace del corazón de Tomás. Los discípulos trataban de disuadir al Maestro de volver a Judea ya que al resucitar a Lázaro la ira de muchos creció como también el peligro si Jesús volvía a ese lugar. Pero, cuando Tomás se dio cuenta que no le podían persuadir, y que Jesús igual volvería a enfrentar a sus enemigos, él impetuosamente y demostrando su gran devoción dijo: vayamos también nosotros, para morir con él. La exclamación de Tomás fue la de un soldado muy devoto, listo a seguir a su superior hasta las puertas del peligro y la misma muerte.
Las palabras de Tomás fueron mas sabias que lo que él mismo supo. Es verdad que él y sus colegas no enfrentaron de inmediato el destino de su Maestro, pero había un profundo y sagrado sentido en que ellos morirían con él antes de su literal persecución y martirio.
Estas palabras solemnes son verdad para cada discípulo de Cristo. La muerte de nuestro Señor no sólo es la fuente de nuestra salvación, sino también el modelo de nuestras vidas [las huellas que todos hemos de seguir]
Con fe inteligente y dedicación renovada vayamos también con Tomás, para morir con él.
MEDITEMOS Y OREMOS
