Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Romanos 8:14
El bendito Espíritu Santo es nuestro guía, nuestro líder y nuestro lugar de descanso. Hay momentos en que él nos urge a la oración; en otros nos presiona al servicio; a veces nos lleva al sufrimiento, a nuevas experiencias, responsabilidades; también nuevas apreciaciones de fe, esperanza y amor.
Hay períodos en que él permite un cese de nuestras actividades para un descanso al abrigo del Altísimo (Salmo 91:1). Allí quiere enseñarnos nuevas lecciones, respirando sobre nosotros una poderosa fuerza, para entonces guiarnos otra vez, sólo cuando él lo disponga.
El Espíritu Santo es el verdadero guía de cada santo, el verdadero líder de la iglesia. Él es nuestro valioso consejero e infalible amigo. Aquel que niega la guía personal del Espíritu Santo para honrar solo la Palabra de Dios como su única guía, deberá deshonrar otra palabra con promesa: que sus ovejas conocerán y oirán su Palabra y que los hijos que oyen y le obedecen, sus oídos percibirán a sus espaldas una voz que les dirá: Este es el camino, síguelo. (Isaías 30:21)
MEDITEMOS Y OREMOS
