La batalla no es de ustedes, sino mía.
2ª Crónicas 20:15
La cosa que hay que considerar es que la batalla es de Dios. El texto reza: La batalla no es de ustedes, sino mía. No necesitamos pelearla. Cuando consideramos los peligros y las responsabilidades, el temor nos distraerá. Pero cuando consideramos que Dios se ha comprometido a cuidarnos como su propiedad y sus representantes, tendremos infinito alivio y seguridad.
Si envío a un empleado en un viaje, soy responsable por su viático y su protección. Si el Señor me envía a cualquier lugar, él es responsable de mí. Si le pertenecemos y ponemos nuestras vidas y nuestras familias en sus manos, podemos estar seguros que él cuidará de nosotros.
Si nuestros cuerpos le pertenecen, entonces él los cuidará tanto como el buen pastor cuida de las ovejas y les da de comer, preocupándose por todo.
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.” 2ª Corintios 2:14
¡Estad por Cristo firmes! Las fuerzas vienen de él; el brazo de los hombres es débil y es infiel. (Himno de la vida cristiana No. 199)
MEDITEMOS Y OREMOS
