Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían
Isaías 49:23
A veces el Señor nos margina de nuestros servicios para él y nos pide aprender antes de que podamos volver a retomar las cosas nuevamente. Esto en especial cuando ha ocurrido un quiebre serio o un fracaso radical en nuestro trabajo. No es tiempo perdido esas horas de espera.
Mientras escapaba de sus enemigos, un antiguo caballero templario vio que su caballo necesitaba nuevas herraduras. La prudencia lo urgía seguir, pero la sabiduría le enseñó a esperar que el herrero le cambiara las herraduras a su corcel. Aunque sus perseguidores lo seguían muy de cerca, el templario esperó unos minutos mientras su cabalgadura se acondicionaba con nuevos hierros antes de seguir su desesperada carrera.
Pronto, terminado el trabajo y a menos de 100 metros de sus rastreadores montó y pudo escapar de ellos con el viento. Él sabía que al esperar y confiar en el trabajo del herrero, él podía huir eficazmente.
A menudo el Señor nos pide esperar, confiar, para así recuperarnos totalmente para la próxima etapa de nuestro caminar con, y servicio para él.
Señor enséñame a esperar en ti y confiar que tú eres Dios, y poder así en este día caminar contigo.
MEDITEMOS Y OREMOS
