Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Hechos 10:15
“que nada es inmundo en sí mismo”
Romanos 14:14
Podemos traer e incluir a Cristo en las tareas mas comunes de nuestra vida como lo hacemos en lo que llamamos los servicios religiosos. Pareciera que esto sería una de las aplicaciones mas altas de divina gracia al incorporar al Señor en las tareas rutinarias y cotidianas de la vida. Se honra así mas a Dios que cuando lo hacemos en las cosas especialmente sagradas.
En Romanos 12, es un manual de consagración práctica, justo después de que habla sobre la ministración de las cosas sagradas, el apóstol Pablo comenta las materias comunes, sociales y seculares a las que hemos de aplicar estos principios de consagración. Allí leemos: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;” (Romanos 12: 10-11)
En el Antiguo testamento, el Señor quería a los levitas esparcidos por todas las ciudades de Israel. Él ahora quiere estar en nuestras oficinas, fábricas, cocinas, en todo lugar y en todo tiempo.
MEDITEMOS Y OREMOS
