“En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo,
que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.”
Juan 16:23
Dos hombres van al banco por dinero, ambos con un papelito en su mano. Uno lo presenta con manos adornadas con joyas, el otro con sus manos sucias y callos visibles. Al primero se le rechaza cortésmente; el segundo recibe un millón de pesos al instante.
¿Por qué la diferencia? El primero le presentó una nota sin ningún respaldo, El segundo una nota firmada por el presidente del Banco. De igual manera, El más virtuoso de los moralistas será rechazado a las puertas de la Misericordia, pero el más vil pecador, que se presenta en el nombre de Cristo, será muy bienvenido.
¿Qué daremos por infinita pureza y justicia? ¡A Jesús! No hay otro regalo meritorio para Dios. Y él nos lo ha dado con ese expreso propósito, el entregarlo como nuestro sustituto satisfactorio. Dios ha dado testimonio de este regalo como de ningún otro; Jesús, Él está complacido y todos los que lo reciben serán aceptos en el amado (Efesios 1:6). Aceptaremos el testimonio de Dios que está satisfecho con su Hijo? Estaremos nosotros satisfechos con él?
MEDITEMOS Y OREMOS
