“Escóndanse en lo más profundo”
Jeremías 49:8
La presencia de nuestro Dios se mezcla en cada pensamiento y esfuerzo de conciencia; fluye dulce balanceadamente en nuestros planes laborales, nuestra interacción social, en nuestros afectos del corazón, nuestro trabajo manual, y realmente en toda nuestra vida.
El Señor consagra todo y es consciente de todo, como la fragancia de una flor, o la presencia de un amigo cercano o lejano; Y a su vez, verdaderamente no interfiere para nada en las más intensas y constantes preocupaciones de nuestras manos y nuestra mente.
¡Qué precioso el hábito de permanente comunión y dependencia en medio y por sobre todo pensamiento y preocupación! Qué Precioso es cuándo podemos guardar nuestro libro en la noche y humildemente decir: “ Señor Jesús, todo sigue igual entre nosotros”, y con eso, dormir a su cuidado.
Permanezcamos escondidos en él. Crezcamos con cada raíz y fibra de nuestro ser. Él no se cansará de nuestro afecto y amistad. Él no querrá un minuto marginarnos o desecharnos. Preciosas palabras de un siervo que sufre: él nunca dice adiós. Él permanece. permanezcamos y escondámonos en él.
MEDITEMOS Y OREMOS
