“Yo en ellos y tú en mí”
Juan 17:23
Sí hemos de crecer hasta la estatura perfecta de los propósitos de Dios, procuremos avanzar según nuestras propias capacidades para su llenura.
Conocemos poco la talla del alma y del espíritu humano. Hasta que él nos renueve, limpie y entre en nuestro corazón, Nunca tendremos una idea clara de las posibilidades nuestras, a quién Dios creó en su propia imagen, y quién él ahora renueva y transforma según la imagen de su Hijo, el Señor Jesús mismo.
Conocemos, eso sí, que Dios hizo el alma humana para ser su templo y hogar. El sabe renovar la casa para que ésta pueda contener su plenitud. Algo de esto sentimos cuando nuestra naturaleza se vivifica primaveralmente a la llegada del Espíritu Santo. Lo reconocemos también cuando oportunamente nos llegan nuevos bautismos que despiertan susceptibilidades y poderes latentes que no teníamos.
Démosle el derecho al Señor para que él haga lo mejor para nosotros. Maravillados un día veremos el glorioso templo que él ha erguido y diremos: Señor: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria? Salmos 8:4
MEDITEMOS Y OREMOS
