“Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;”
Mateo 6:28b
Se dice que una madre encontró a su pequeño hijo al lado de un enorme girasol, con sus pies enterrados en tierra. Cuando ella le preguntó: “Hijo, ¿qué haces?” Él, ingenuamente le respondió: “Estoy tratando de crecer para ser un hombre”.
Su madre se rió un poco de la idea de enterrarse en la tierra para así poder crecer como un girasol. Tomando a su hijo le dijo: “Esta no es la manera de crecer. Nunca se crece por sólo tratar de hacerlo. Entra a casa, come tu comida, juega al aire libre y pronto serás un hombre sin ni siquiera tratarlo”.
Su madre estaba en lo correcto. No hay una mejor respuesta a la pregunta: ¿Cómo crecen los lirios? Crecen sin ni siquiera tratar de hacerlo.
Nuestra vida espiritual es una vida inconsciente del “yo”, pero unida a la vida de Cristo. Vivimos continuamente su vida, nutriéndonos y alimentándonos de él; llenándonos constantemente de su Espíritu Santo y de su presencia y de toda la llenura que imparte su vida.
MEDITEMOS Y OREMOS
