Recibirás el rocío de tu juventud.
Salmo 110:3
¡Oh si tuviéramos tal visión del Señor sería imposible que las cosas pequeñas nos preocuparan otra vez! Lo mundanal que tanto nos agobia debería hacernos pensar ¿por qué es así?
¡Si sólo tuviéramos el rocío de la juventud saldríamos cada mañana para cumplir la promesa de un glorioso día! ¡Qué diferencia sería si reconociéramos que esto es posible! ¡Qué fácil sería cuando se asomaran los problemas pequeños y nos acercamos mas a Cristo, tomaremos más de la fuente de la vida, permaneceremos más en su amoroso corazón y beberemos en tiempos de sequía su frescura y poder! ¡Cómo nos prepararía para cualquier trabajo!
Al llegar a él de esta manera, trabajados y cargados, podríamos descansar, recuperar fuerzas, levantarnos y cumplir todas nuestras responsabilidades. ¡Qué inspiración nos da el hecho de que nuestra cabeza viviente nunca se agota! Él está siempre descansado y presto, como siempre lo ha estado. Él es nuestro glorioso conquistador. Él es el Cristo victorioso. Dejemos que él nos tome hoy día, y él ha de mostrarse como líder invencible.
MEDITEMOS Y OREMOS
