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DIA 8: Hágase tu voluntad

“…Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Mateo 6:10

A todos nos ha gustado orar en las 7 habitaciones de la casa de oración del Señor. Cada habitación está llena de vida. Cada habitación es significativa y especial. Así es como Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Así es como continúa enseñándonos a orar hoy. Literalmente podemos reclamar una promesa en cada habitación.

En la tercera, llegamos a la frase: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Esencialmente, lo que estamos haciendo al inclinarnos y orar esta frase es reclamar las promesas de Dios. La voluntad de Dios está directamente relacionada con Su palabra y Sus caminos. Si buscamos la voluntad de Dios en una situación, no necesitamos mirar más allá de Su palabra. Hay una promesa en la palabra de Dios para cada situación que experimentaremos.

Recientemente, mi esposa y yo tuvimos una crisis en nuestra paternidad. Implicaba la salud y el bienestar de uno de nuestros hijos y muchas decisiones que debían tomarse. Buscamos al Señor y oramos juntos. Las promesas de Dios marcaron la diferencia. No solo oramos por la sanidad, sino que oramos las promesas del plan perfecto de Dios, el deseo de Dios de trabajar en el corazón de nuestro hijo y la promesa de Dios de su amor por cada uno de nosotros, pase lo que pase.

Tómese su tiempo ahora mismo, encuentre una promesa que se adapte a sus necesidades. En medio de la situación a la que se enfrenta hoy, declare que se haga Su voluntad con sus propias palabras o use la siguiente oración:

Padre Amoroso, declaro que se haga tu voluntad en mi situación____________. Recuérdame ahora tus promesas. (Tómese un momento para escuchar la voz de Dios mientras le recuerda sus promesas). Hoy reclamo estas promesas en lo que respecta a esta situación. En el nombre de Jesús. Amén.

Fred Hartley IV

Director de Relaciones con las Iglesias

Peticiones de oración por Sede Buenos Aires – Madrid:

  • Que la iglesia crezca en espíritu, madurez y compromiso.
  • Que la iglesia sea viva, de servicio social, orientada hacia fuera, visible para alcanzar a muchos en el barrio.
  • Que el Señor dirija y hable sobre la posibilidad de abrir un segundo culto (día, hora, momento).

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