pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. Hebreos 3:6
Pocas son las veces que vemos un desastre en la vida de un hijo de Dios, cuando el enemigo con éxito pudo socavar la confianza de él y llenarlo de auto-acusación y condenación. Es de temeré cuando un creyente le permite a Satanás entronizarse y actuar como Dios, juzgando cada uno de sus actos y pensamientos, manteniéndolos en la oscuridad y constante condenación. Por lo mismo el apóstol nos exhorta a mantener el escudo de la fe (Efesios 6:10).
Este es el objetico de Satanás al atacarnos: destruir nuestra confianza en el Señor. Si él puede quitarnos de nuestra confianza en Dios, él sabe que puede tenernos a su merced.
Para el cristiano que ha gustado la dulzura del amor de Dios y después ha perdido su perfecta confianza en él, esto es suficiente como para perder tanto la razón como la vida.
No temamos estar con Jesús, sentados en el trono. Desde allí reclamemos que los poderes de la tierra e infierno se sujeten a su poder soberano.
MEDITEMOS Y OREMOS
