Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas.
Mateo 9:36
Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. (Hebreos 4:15) La palabra compadecerse es muy expresiva. Significa que nuestras debilidades son de él y que nuestras aflicciones son las que lo afligen a él. No es una empatía de sentimiento, más bien de sufrimiento.
Encontramos en este pensamiento una abundante ayuda para un corazón cansado. Es el fundamento del sacerdocio de nuestro Cristo y Dios ha querido que sea para nosotros la fuente de una permanente consolación. Vivamos completamente nuestra unión con el gran sumo sacerdote y dejemos nuestras cargas en el regazo de su gran corazón de amor.
Si como padres cada uno de nuestros nervios se ha visto afectado por el sufrimiento de nuestros hijos, tenemos entonces una idea de como nuestros sufrimientos afectan el corazón de nuestro Señor. Como una madre siente el dolor de su bebé, como el corazón de un amigo da eco a cada sollozo del dolor de otro, así como también en el cielo nuestro exaltado Salvador- aún en el éxtasis de su celeste hogar- sufre en su espíritu e incluso en su carne por todo lo que sus hijos tienen que padecer.“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos” Hebreos 4:16
MEDITEMOS Y OREMOS
