“Él no abrió su boca”
Isaías 53:7
Requiere de mucha gracia poder sobrellevar malos entendidos en forma correcta y aceptar en santo dulzura un juicio injusto.
Nada pone a prueba nuestro carácter cristiano como que se hable malévolamente de nosotros. Esto es la lija o lima que demuestra si somos de un material enchapado o de oro refinado y puro.
Si sólo supiéramos de las bendiciones que se atesoran para nuestras vidas para poder decir como el Rey David cuando fue recibió la maldición por el benjamita: “Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho. Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.” 2 Samuel 16: 11-12)
Algunos se distraen de lo grandioso de sus proyectos de vida para proseguir con las interminables quejas en contra de sus enemigos. Pronto sus vidas son nada más que un sinfín de guerrillas. Es como un nido de avispas. Podemos dispersar a estas avispas, pero en el proceso podemos quedar con muchas picaduras y ningún beneficio que se reporte por nuestros esfuerzos; aun su miel no vale la pena buscar.
Que Dios nos dé más del Espíritu de Cristo. “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;” 1 Pedro 2:23
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:3
MEDITEMOS Y OREMOS
