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Hogares Encendidos: Influencia generacional

“trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida,  y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”
2 Timoteo 1:5

Muchas veces no nos damos cuenta de la influencia que tenemos en nuestros hijos, ellos no  solo nos ven, escuchan o imitan, ellos confían en nosotros. Lo que pongamos en sus  corazones y mentes desde pequeños florecerá y los guiará el resto de sus vidas. Quizá pensamos que la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos, son  propiedades, títulos universitarios, bienes materiales, pero infravaloramos la mejor herencia  de todas, que es guiarlos por el camino correcto, por el camino de vida, enseñarles la Palabra  de Dios. 

Cuán importante e imprescindible es la enseñanza de la Palabra de Dios a nuestros hijos  desde que son pequeños. Muchas veces se comete el error de dejar esa enseñanza a los  maestros o maestras de la escuela dominical, pero es nuestra responsabilidad y obligación  como padres guiarlos y enseñarles a través de la palabra.  

No solo enseñarles con palabras, sino con nuestros actos. Ellos nos ven e imitan y muchas  veces aprenden más de lo que ven y escuchan que de lo que les decimos que hagan. Es una tarea de los padres enseñar conjuntamente a sus hijos, no siendo contradictorios, que  los hijos tengan una base sólida en quien confiar y poder aprender de la palabra. Hay que reconocer la importancia y gran influencia que tienen las abuelas cristianas en la  vida de sus nietos, no solo están prestas para dar regalos y amor, sino el regalo más  importante, la Palabra de Dios. 

Es cierto que, una de las mayores y más graves negligencias que tienen los padres cristianos  es no enseñar a sus niños la Palabra de Dios. Si como madre o padre ves que no están  cumpliendo con esa gran responsabilidad, a partir de ahora que eso sea una prioridad en tu  vida familiar. 

Una madre cristiana puede causar una gran influencia en su hijo, gracias a la cobertura y  poder de Dios. Es importante recordar que con las palabras construimos y destruimos. Lo que  construyamos en nuestros hijos hoy, les servirá para el futuro, sobre todo si está basado en  la palabra de Dios. 

Dios nos da a las madres esa capacidad para influenciar en nuestros hijos de manera que los  preparemos para el futuro, moldeando su carácter, dándoles confianza, y sobre todo  inspirándolos en la fe en Dios. Si no nos ven orar, en ellos tampoco nacerá esa necesidad. Preparar a nuestros hijos, no solo es educarlos para vivir y disfrutar de este mundo, sino es  guiarlos por la fe, sumergirlos en la palabra de Dios, y así cuando se hagan mayores y dejen  el hogar, se podrán enfrentar a las adversidades de este mundo ya que tendrán las  herramientas necesarias justo dentro de ellos, tendrán la palabra de Dios que será su escudo  y fortaleza. Jamás olvidaran lo que aprendieron en casa y recordaran lo que algún día  sembramos en ellos, y lo harán con sus hijos y estos con sus hijos por generaciones y  generaciones. Seamos de influencia para nuestras futuras generaciones.

 

 

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