Arraigados y cimentados en amor.
Efesios 3:17
Hay un singular arbusto que crece en abundancia en el norte de México y oeste de los Estados Unidos, especialmente en el estado de Texas. Se llama “mezquite” y a veces se le llama el “arbusto de los mosquitos” muy delgado de tallo y pareciera no tener uso industrial o practico. Pero lo extraordinario son sus raíces que crecen extensivamente con la habilidad de soportar las más extremas condiciones desérticas y llegaron a ser un material valioso en la pavimentación. Se dice que en la ciudad de San Antonio Texas, una vez se pavimentó por completo con estas raíces.
Este arbusto nos recuerda los cristianos que no son aparatosos sin mayores pretensiones externas, pero su crecimiento es por debajo, en las profundidades, en su Vida profunda con Dios. Estos son los hombres y las mujeres que el Señor usa para el fundamento de las cosas, los pavimentos de la ciudad de Dios que permanecerán cuando todo lo mundanal se retuerza y se pierda en el olvido.
Que profundamente corran las aguas, ¡bendito Espíritu Santo, río de salvación! Toda tu llenura quiero experimentar.
MEDITEMOS Y OREMOS
