Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
1ª. Juan 2:27
La unción divina es el secreto de la vida profunda; pero arraigados y comentados en amor (Efesios 3:17) es el esencia y dulzura de la misma.
La llenura del amor divino en el corazón facilita todas las cosas. Es fácil confiar en las personas que amamos y mientras más se evidencia ese amor, más amor podemos confiarle. Este amor es una vertiente de sanidad. La marea de amor que fluye por nuestro cuerpo paradójicamente dará vigor a nuestro cuerpo y será una fuente de juventud y frescura a nuestro físico.
El secreto del amor es muy simple. Es tomar el corazón de Cristo mismo para nuestro amor y apropiarnos de su amor para cada necesidad de nuestra vida: sea hacia Dios o hacia los demás. Es grato pensar en otros de esa manera: “Tomaré el corazón de Jesús al tratar con ellos, para que yo los ame como él los ama”
Entonces amaremos de alguna manera aun a los que no se lo merecen, si es que los vemos a la luz de su amor -como un día serán- no como los inmerecidos que son ahora.
MEDITEMOS Y OREMOS
