Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
Jeremías 10:23
Unidos con Jesucristo como nuestro Redentor, se nos acepta en el Amado. Él no sólo toma nuestro lugar como hombre y cancela todas nuestras deudas ante la justicia del Padre. Él hace mucho más que eso. Él llega a ser el ideal perfecto de lo que un hombre o mujer debiera ser. Él es el modelo de hombre, no para que nosotros lo copiemos, porque eso nos traería sólo desaliento y fracaso rotundo, Él entra en nosotros para reproducirse a sí mismo en nuestras vidas.
Si Cristo vive en mí yo soy otro Cristo. No soy como él, pero tengo la mente de Cristo. El mismo Cristo está en mí. Este es el fundamento de la santidad y sanidad divina.
El Señor opera para transformar nuestras vidas a la perfección. Algunos dicen que nunca llegaremos a ser perfectos. No le es dado al caminante dirigir sus propios pasos, dice el Señor. Todos somos unos fracasados. Esto es verdad, pero podemos llegar más allá que eso. Debemos apropiarnos de la provisión que Dios tiene para nuestros fracasos y sobreponernos a ello a través de su gracia. Debemos tomar a Jesús como el sustituto de nuestras miserables vidas. Debemos entregarle lo bueno y lo malo y tomarlo sólo a Él. Nos es difícil reconocer que hemos de despojarnos aún de lo bueno para poder depender de los impulsos divinos y no de nuestras mejores intenciones y capacidades.
MEDITEMOS Y OREMOS
