“Dios qué examina los corazones sabe cuál es la intención del espíritu por qué el espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios”
Romanos 8:27
El Espíritu Santo llega a ser para el corazón consagrado, el espíritu de intercesión. Tenemos dos abogados. Tenemos un abogado con el padre que ora por nosotros a la diestra de Dios. También tenemos al Espíritu Santo, el abogado en nosotros que ahora inspira nuestras peticiones y las presenta a través de Cristo. Necesitamos éste. Nosotros no sabemos orar como debiéramos. Respira en nuestro sagrado Corazón los deseos que no siempre entendemos con gemidos que no podemos pensar. El Señor entiende y el corazón de Padre busca en nuestros corazones poder encontrar la oración del Espíritu para así poder responder a ella. Él encuentra oraciones que no hemos descubierto y contesta los gemidos que nunca hemos entendido. Cuando lleguemos a nuestra patria celestial y leamos el registro de nuestras vidas entenderemos y apreciaremos el infinito amor de nuestro divino amigo que ha actuado como el espíritu de oración que intercede soplando continuamente nuestras necesidades al corazón de Dios.
MEDITEMOS Y OREMOS
