No se olviden de brindar hospitalidad a los desconocidos, porque algunos que lo han hecho, ¡han hospedado ángeles sin darse cuenta! Acuérdense de aquellos que están en prisión, como si ustedes mismos estuvieran allí. Acuérdense también de los que son maltratados, como si ustedes mismos sintieran en carne propia el dolor de ellos.
Hebreos 13: 2-3
No nos olvidemos de la hospitalidad, pues algunos hospedaron sin saberlo ángeles de Dios. Vemos el ejemplo de Abraham que sin saberlo le dio de comer a ángeles, quienes luego le bendijeron. (Génesis 18: 1-8)
La hospitalidad puede ser una de las formas de trabajo más subestimadas, es más probable que lo veamos como una diversión o un interés personal, en vez de un servicio a Dios. Sin embargo, la hospitalidad es un gran acto de fe que confía en que la provisión de Dios cubrirá los gastos para ayudar o satisfacer las necesidades de nuestro hermano.
Si somos hospitalarios, ayudamos al necesitado, no esperemos recompensa alguna, el Señor verá desde el cielo y ciertamente nos bendecirá. Muchas veces no sabemos a quién estamos ayudando, probablemente sea un ángel de Dios enviado para bendecir nuestra vida, por tanto, no perdamos la oportunidad y seamos hospitalarios, generosos y bondadosos con nuestro prójimo.
Imagínate el testimonio que daríamos los cristianos del amor de Dios si fuésemos reconocidos por ser hospitalarios en nuestra actividad diaria.
MEDITEMOS Y OREMOS
“Donde ocurre la gracia, la generosidad sucede”
Max Lucado