Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia
Salmos 37:7
El Evangelio según San Marcos, que es el Evangelio de servicio activo, contiene una sugerencia llamativa. Escuchamos a nuestro Maestro decir a sus discípulos, vengan conmigo ustedes a un lugar tranquilo y descansen un poco (Marcos 6:31). Es posible tener una incansable e interminable energía, pero a su vez una quietud tan profunda como un océano. Es posible conocer la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7)
Los dos secretos esenciales para el descanso y reposo son la armonía con la voluntad de Dios y la plena confianza en él. Mucha paz tienen los que aman tu ley (Salmos 119:165) expresa el primero de éstos. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera (Isaías 26:3) describe el segundo.
Hay temas tendientes a guardar silencio o quedarse quieto en espera del Señor. Se nos olvida a veces que estos, significa parar nuestras actividades. Es una gran bendición parar todo pensamiento. Muchas veces la única manera de contrarrestar el trabajo de Satanás y sus irritantes cuestionamientos, es permanecer quietos, dejar de darle vueltas al tema y resistirlo diciendo un simple y eterno: “NO”
Si guardamos silencio y quietud, el Señor nos dará paz.
MEDITEMOS Y OREMOS
