“Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores”.
2ª Corintios 7:5
¿Por qué permite el Señor que pasemos problemas, molestias y conflictos, y a su vez permite que las presiones sean tan difíciles y constantes?
Primero, así el Señor muestra su completa suficiencia de poder y gracia a nuestro favor, y a su vez se manifiesta con mayor eficacia, aunque estuviésemos exentos de las presiones y tribulaciones.
Segundo, nos hace mucho más conscientes de nuestra dependencia a él. Dios constantemente trata de enseñarnos dependencia en él y también quiere sostenernos un 100% en su mano y sujetarnos a nuestro cuidado.
Este es el mismo lugar donde estuvo Jesús y donde él quiere que nosotros estemos. No quiere que nos afirmemos en nuestra propia constitución y fuerza humana, más bien que siempre nuestra mano esté en la de él y nuestra confianza sea tal que no demos ningún paso solos.
Los problemas nos enseñan a confiar. No hay manera de aprender sobre un andar de fe sin las tribulaciones. Es la escuela de la fe de Dios; y más nos vale aprender a confiar en Dios que escaparnos de las tribulaciones.
Cuando se aprenden las lecciones de fe son una adquisición permanente y a su vez nos hacemos una fortuna eterna. Sin esta confianza aún las riquezas de este mundo nos empobrecen.
MEDITEMOS Y OREMOS
