En ti no hay mancha.
Cantares 4:7
El bendito Espíritu Santo que posee el corazón consagrado está intensamente preocupado por nuestra vida “en las alturas” y vela por nosotros con un sensible y celoso amor. Preciosa es la traducción del pasaje de Santiago 4:5 “el Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente”
El corazón del Espíritu Santo se preocupa y vela para preservarnos de toda mancha, imperfección y arruga para llevarnos a las más altas posibilidades en el cumplimiento de la voluntad del Señor.
El novio divino quiere a su Iglesia no sólo libre de cada mancha, sino también de cada arruga o cosa similar a ella (Efesios 5: 25-27). Una mancha es la marca del pecado, pero la arruga es una señal de debilidad, envejecimiento y decadencia. El Señor no quiere esta desfiguración sobre la santa fisonomía de sus amados. Por ello el Espíritu Santo, como ejecutor de su voluntad y mensajero divino, a quien envía a llamar, separar y traer a su novia, él es celoso por cumplir en nosotros toda la voluntad del Maestro.
Señor, borra de mí cada arruga, cada marca y señal que tengo de debilidad y decadencia y hazme tu novia sin mancha.
MEDITEMOS Y OREMOS
