“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
Romanos 8:2
Hay una ley natural del pecado y de la enfermedad. Si nos deslizamos por la tendencia de las circunstancias nos deslizamos bajo el poder del tentador. Hay otra ley de la vida espiritual y la vida física en Cristo Jesús, al cual podemos suscribirnos para contrapesar y contrarrestar la ley que tanto quiere postrarnos. Para esto, se requiere energía espiritual real, un propósito fijo y establecido, una postura Serena y un hábito de fe.
La fábrica que depende de una sola fuente de poder requiere que cada máquina esté conectada a ésta para mantenerse funcionando; el poder está allí pero sólo si se mantiene conectada puede funcionar.
Hay una ley espiritual de elección: de creer, de preservar nuestro caminar con el Señor que es esencial para que, el obrar del Espíritu Santo sea para nuestra santificación o sanidad.
Hay una palabra que salva el alma: “ yo confiaré”; sana al enfermo y al que sufre:
“ yo confiaré”
MEDITEMOS Y OREMOS
